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Guion:

A muchos les sonará el término adpocalipsis, palabra que con gracia recoge de manera sucinta un fenómeno que ha estado ocurriendo en YouTube durante los últimos años: el boicot a la plataforma por parte de los anunciantes. Pero, para que todos estemos en el mismo nivel y así poder entender la gran problemática a la que nos enfrentamos, vamos a masticar la información bien, por partes.

¿Cómo funciona YouTube económicamente?

Desde su nacimiento en 2005, YouTube ha crecido como una plataforma donde cualquier usuario que lo desee puede subir contenido para compartirlo en público. Dado su potencial, Google compró la plataforma a finales de 2006 y poco tiempo después, en 2009, YouTube comenzó a financiarse a través de publicidad. Así es como hasta día de hoy YouTube genera dinero.

Para incentivar la creación de nuevo contenido para la plataforma y así expandirla, YouTube comparte con sus creadores de contenido el 45% del dinero generado a través de anuncios en los vídeos. Pero, ¿cómo, exactamente?

Muy simple: digamos que una empresa desea publicitar sus productos y le pide a YouTube un espacio publicitario para tal fin. YouTube dice “de acuerdo, pero hay tanta gente que quiere lo mismo que tú, que tendrás que participar con esa gente en una subasta para comprar ese espacio”. La empresa acepta y puja por obtener ese espacio, gana esa subasta y finalmente puede publicar su anuncio. Cuanto más dinero tenga una empresa, más podrá invertir en publicidad en YouTube, evidentemente, y por tanto más presencia podrá adquirir en la plataforma.

Cuando el anuncio de esta empresa se muestra en un vídeo de YouTube, el propietario del canal que creó ese vídeo se lleva un 45% del precio que la empresa pagó por ese espacio publicitario. YouTube se lleva el resto, o sea, un 55%.

Ahora que entendemos cómo se financia YouTube, podemos entender el concepto de adpocalipsis.

¿Qué significa “adpocalipsis”?

Existen empresas que invierten mucho dinero en espacio publicitario de YouTube. Algunos ejemplos de estos gigantes van desde Disney y Nestlé; pasando por Coca-Cola y Dr. Pepper; hasta incluso el gobierno de Reino Unido. Esencialmente, son estos grandes inversores los que permiten que YouTube siga operando y en continua expansión. Al menos, esa es la historia oficial, ya que, sorprendentemente, Google perdía dinero con YouTube hasta hace un par de años.

Pues bien, los adpocalipsis son aquellas instancias en las que estas empresas hacen uso de su influencia económica en YouTube para forzar una vigilancia más exhaustiva del contenido que se publica en la plataforma. Su explicación para este boicot (o quizá excusa) es que estas empresas anunciantes no quieren que su marca se vea asociada a contenido que pueda ser interpretado como cuestionable por el público.

Hasta la fecha, hemos sido testigos de 4 instancias de adpocalipsis en las que las empresas anunciantes retiraron de forma temporal o definitiva sus anuncios de YouTube.

Los 4 Adpocalipsis

El primer Adpocalipsis ocurrió a partir de mayo de 2017, cuando el diario online estadounidense Wall Street Journal denunció que un vídeo con el título “Chief Keef dancing to Alabama Ni****” mostraba anuncios. (Censuro la palabra ni**** porque las inteligencias artificiales de YouTube son capaces de analizar lo que digo a través de voz y esta es una de esas palabras prohibidas que resultan ofensivas y pueden no solo desmonetizar el vídeo sino además incurrir en una violación de las normas de la comunidad de YouTube y hacer que mi canal reciba una amonestación, además de que el vídeo podría ser borrado por ello). Pues bien, internet se volvió absolutamente loco y esto hizo que las empresas que se anunciaban en YouTube decidiesen retirar sus anuncios para no manchar su marca. Para que estas empresas volvieran, YouTube tomó medidas que se tradujeron en que solo los canales más “family friendly” (adecuados para toda la familia) recibiesen monetización en sus vídeos.

Otros incidentes importantes ocurrieron durante estos meses, como que PewDiePie dijese la palabra ni**** en uno de sus eventos en directo jugando a un videojuego y otro escándalo del mismo YouTuber que puso la palabra “antisemitismo” en boca de todo internet, cuando éste, a modo de broma de humor negro, hizo que unos usuarios de Fiverr se grabasen con un cartel.

El letrero que muestran los usuarios de Fiverr pagados por PewDiePie en su vídeo, se traduce como «Muerte a todos los judíos». PewDiePie no esperaba que estos jóvenes se atreviesen a realizar la absurda tarea, pero lo hicieron. Esto provocó un revuelo en internet que puso a PewDiePie en el punto de mira de los medios de comunicación y también el cierre de la cuenta de Fiverr de los usuarios mencionados (cuenta que se volvió a reabrir después de que los jóvenes se disculparan públicamente).

Aquí se puede ver el vídeo en el que Felix (PewDiePie), tras pedir disculpas en un vídeo anterior, da su opinión acerca del revuelo causado por el incidente: https://youtu.be/sTCDfE_sKnM

El segundo Adpocalipsis comenzó en noviembre de 2017. La razón esta vez fue que internet comenzó a denunciar que YouTube no solo permitía la publicación de contenido muy raro y cuestionable que involucraba a menores, sino que además parecía recomendarlo a menudo, pues estos vídeos tenían millones de visitas. Al mismo tiempo que ocurría esto, el YouTuber Logan Paul publicaba un vídeo en el que reaccionaba al un encuentro que tuvo con el cuerpo sin vida de una persona en un bosque de Japón. Así, varias marcas decidieron retirar sus anuncios de la plataforma hasta que YouTube hizo cambios en sus políticas de contenido que afectaron a cientos de canales, bien cerrándolos o desmonetizándolos.

El tercer Adpocalipsis tuvo lugar en febrero de 2019, y ocurrió por un reflote de la problemática de que YouTube estaba permitiendo y promoviendo contenido muy cuestionable que involucraba a menores. Esta vez, YouTube respondió desmonetizando y cerrando cientos de canales que mostrasen cualquier contenido involucrando a menores o comentarios sobre ellos, sin importar siquiera el contexto.

El cuarto y último Adpocalipsis hasta la fecha ocurrió a finales de mayo de 2019 a raíz de que Carlos Maza, un reportero homosexual del diario estadounidense Vox denunciase públicamente a Steven Crowder, un comentarista político de inclinación conservadora, por criticarlo y burlarse de él y de su sexualidad. YouTube tomó cartas en el asunto y hasta la fecha en la que publico este vídeo se han cerrado o desmonetizado canales de opinión política y social con inclinaciones conservadoras.

Este reciente último adpocalipsis es lo que me ha llevado a hacer este vídeo.

¿Qué está ocurriendo en YouTube?

Sé que lo que voy a decir a continuación puede resultar controvertido, pero es una realidad que, si no resulta ya evidente para muchos, lo será con el paso del tiempo para los que todavía no la ven.

Hasta hace aproximadamente una década, los medios de comunicación tradicionales habían dominado de manera incuestionable el flujo de información de las noticias y actualidad social, política y económica. Estos medios tradicionales son entidades centralizadas cuyas publicaciones se ven profundamente influenciadas por intereses marcadamente políticos y sociales. Los poderes políticos, a su vez, están sin duda controlados en muchos aspectos por entidades muy poderosas e influyentes económicamente, entidades cuyas cabezas están formadas por grupos de individuos que, históricamente, han admitido abiertamente perseguir agendas políticas y sociales con la finalidad de conseguir objetivos que parecen, a todas luces, trascender la mera acumulación de riquezas.

Extracto de «Memorias» (2002) de David Rockefeller

Pues bien, con las redes sociales, internet en general, y con YouTube en particular (ya que maneja un tráfico enorme de internet), hemos visto un cambio radical de paradigma en la comunicación en todo el mundo. Los medios de comunicación tradicionales comenzaron a pasar a un segundo plano. La gente comenzó a ser mucho más consciente de la manipulación de la información por parte de los medios, porque gracias a informadores y periodistas independientes y descentralizados, la narrativa política y social es mucho más difícil de controlar. Para hacernos una idea, a pesar de que existen cientos de servicios de información, de diarios y cadenas, la inmensa mayoría de ellos reciben sus noticias no locales e internacionales de un puñado de agencias. Las más importantes de estas grandes agencias son Associated Press, United Press International, Reuters y Bloomberg. Como apunte interesante, Associated Press, imitando a NBC, ABC y CNN, ha eliminado oficialmente el término “inmigrante ilegal” de sus guías de estilo. ¿No es esto acaso una decisión ideológica que sesga el lenguaje? ¿Con qué finalidad se elimina tal término, si es un concepto válido y además vigente?

Evidentemente, no es conveniente para los poderes fácticos antes mencionados que el manejo de información esté en manos descentralizadas e independientes. Por ejemplo, si a esos poderes no les interesa que los Chalecos Amarillos (movimiento que surgió en Francia) generen demasiada controversia alrededor del mundo, simplemente los medios tradicionales no ofrecerán mucha cobertura para no darle importancia ante la sociedad. El problema para ellos viene cuando hay usuarios en YouTube que salgan a grabar y cubrir lo que está ocurriendo en Francia, entrevistando a ciudadanos a pie de calle que allí se manifiestan y dándoles voz sobre sus demandas y protestas para que el mundo pueda verlo.

Entonces, podemos empezar a comprender por qué controlar el contenido que se publica en YouTube es tan importante para esos poderes. Por ello, cabe preguntarse: ¿hasta qué punto son los cambios en las normas de la comunidad de YouTube debidos a eventos que surgen de forma natural u orgánica? ¿Podrían en parte tratarse de maniobras hasta cierto punto calculadas para poco a poco ir mellando la capacidad de las personas de manejar la información?

Creo que el hecho de no poder decir ciertas palabras o hablar de ciertos temas sin ser desmonetizado o amonestado en YouTube es muy revelador de lo que está ocurriendo.

Existe el tan ubicuo argumento de que como YouTube es una empresa privada, puede establecer las normas que quiera y expulsar de la plataforma a cualquiera que no las cumpla. O sea, si no te gusta, te vas y punto. Y estaría totalmente de acuerdo de no ser por algunos motivos que considero muy importantes:

El primer motivo es que YouTube es, a ojos de la ley estadounidense, una plataforma. Una plataforma es una compañía o tecnología que permite la comunicación o distribución de información, sin más. Esto, de forma legal, es muy diferente a una editorial, que es aquella que decide qué contenido se publica y qué no se publica en su espacio o a través de su servicio privado. Una analogía que nos ayuda a entender esto es la diferencia que existe entre una compañía de telefonía y un diario: la compañía de telefonía no puede decidir si permitirte o no hacer una llamada telefónica dependiendo de lo que vayas a decir, ya que sería ilegal impedírtelo. El diario, sin embargo, sí puede decidir legalmente si publica o no un escrito que tú desees publicar en él. En esta analogía, YouTube es, legalmente, como la compañía telefónica: no puede regular lo que se permite publicar en su plataforma con base en lo que se diga en los vídeos que suben sus usuarios. ¿Por qué? Porque legalmente YouTube es una plataforma, no una editorial. Sin embargo, YouTube no está cumpliendo la ley.

El segundo motivo es que YouTube es una plataforma de un enorme poder de influencia social. En palabras literales de la revista Forbes, “YouTube es la plataforma definitiva para el cambio social global”. YouTube maneja el 40% del tráfico móvil de internet a nivel mundial. Casi la mitad del tráfico mundial. Insisto: mundial. Son palabras mayores. Una empresa que maneja estos números y esta influencia social y política debería, cuando menos, ser muy clara en dónde se sitúa legalmente: es decir, ¿plataforma o editorial? Lo que no puede hacer, ni debe consentirse, es que diga ser una plataforma y actúe como una editorial sin atenerse a las consecuencias y regulaciones legales que ello implica.

El tercer motivo es el juego sucio. YouTube se ha hecho tremendamente popular porque hasta el primer Adpocalipsis había actuado mayoritariamente como una plataforma abierta. Ahora que YouTube se ha convertido en un monopolio a nivel internacional, está favoreciendo de forma injusta y sesgada a canales de información que vienen de medios tradicionales y desfavoreciendo a creadores independientes. Esto se puede ver de manera muy clara en cómo la página de tendencias (o trending, en inglés) muestra 84 veces más a medios tradicionales que a YouTubers. Puedes ver de donde sale este dato a través de este vídeo.

En pocas palabras: YouTube ha adquirido y establecido su autoridad mundial como plataforma de vídeo en internet valiéndose de los creadores de contenido que ahora está dejando de lado. En combinación con todo lo demás, la compañía no ha jugado limpio con aquellos que la han hecho crecer.

Por esta “censura blanda” de contenido y por el claro doble rasero ideológico que la acompaña, YouTube está sufriendo un éxodo de creadores de contenido a otras plataformas.

Pero este no es un problema que solo atañe a YouTube, sino que está muy presente en todas las redes sociales predominantes. Twitter, Facebook, Reddit… todas son plataformas que actúan como editoriales, regulando el contenido que sus usuarios publican con base en ideologías que cada vez se definen con mayor claridad para todo el que preste atención.

Un argumento que sé muchos habrán tenido en mente a lo largo de este discurso es que “no todo se puede permitir”, por ejemplo: ¿qué ocurre si alguien amenaza a una persona o colectivo? Me parece un argumento válido solo si es un tribunal de justicia quien tenga la potestad de obligar a la plataforma a retirar publicaciones específicas, siguiendo un proceso legal imparcial, bien establecido y caso por caso, de forma individual, sobre todo cuando exista un peligro real de que un individuo pueda dañar la integridad de otro. No me parece válido que sea la plataforma quien establezca filtros predeterminados y constantemente cambiantes para decidir qué se puede publicar y qué no. Y si lo hace, que cambie entonces su estado legal a editorial.

La libertad de expresión no puede ser defendida o rechazada dependiendo de según qué se diga y quién lo diga, porque entonces ya no estaríamos hablando de libertad de expresión, sino de una represión ideológica de la expresión. Además, esta represión cada vez más acentuada e insaciable de la libertad de expresión no hará sino perpetuar y magnificar una polarización social que tiene el potencial de terminar en conflictos sociales muy serios. En pocas palabras: en una sociedad que desea prosperar, debemos permitir que todo el mundo se exprese libremente sin temor a sufrir consecuencias legales o incluso económicas; y si no, debemos tomar posiciones en la lucha ideológica y cultural para lograrlo.

Referencias y lectura:

Entrada en la que Associated Press explica la eliminación del término «inmigrante ilegal» de sus guías de estilo: https://blog.ap.org/announcements/illegal-immigrant-no-more
Canción «Les Gentiles, Les Méchants», de Marguerite Les Circonstances